miércoles, 21 de marzo de 2007

El contrato 6ª parte

Nunca me gustaba acudir a casa de esa vieja ramera. Aun recuerdo los dias cuando acababa de llegar a Sharn desde mi pueblo natal. Como tuve que alquilar mis servicios por unas meras piezas de cobre con tal de sobrevivir. Recuerdo bien que fue Agata la primera que me dio trabajo, como maton en el viejo Burdel del Mirador de la Sirena. Aquella destartalada fachada de madera, podrida por la humedad y por las termitas que la infectaban, que en ocasiones se veian correteando sobre el rostro mal dibujado de una elfa en lenceria, la cual servia como reclamo del burdel. Las pobres chicas que habian venido de medio mundo a parar a ese lugar, lleno de humo de tabaco y de promesas de amor a cambio de oro. Algunas era aun niñas, pero eso no le importaba a Agata, todo con tal de llenar su bolsillo. Tampoco sabian los clientes las palizas que dabamos a las muchachas si intentaban escaparse, palizas que Agata me enseño a propinar con tal de que no se notaran los golpes, para que no quedaran marcadas, cosa que disgustaba mucho a los clientes.

Lo que quedara para siempre en mi memoria, es como aquella joven, Jassia, de cabellos rubios y mirada de tigresa, corto la cuerda que sostenia la ostentosamente decorada lampara del techo. Como el fuego se extendio a toda velocidad por el burdel y como ella permanecia de pie entre las llamas, mirandome fijamente. Aquellos ojos reflejaban paz y perdon, verdaderamente tenia los ojos mas hermosos que he visto en mi vida. La noche anterior un grosero mercader la habia maltratado hasta tal punto en el lecho, que decidio no continuar, buscar la liberacion aunque fuera mediante la muerte, acabar con aquel burdel destartalado con vistas a los acantilados.

Agata sobrevivio, asi como la mayoria de las chicas y de los "cuidadores" como yo. Pero casi todas las muchachas pudieron escapar de nosotros, quedando libres, quizas para morir en las calles, quizas para escapar de esta pestilente ciudad para una vida mejor. Me gusta pensar mas bien en lo segundo, pero soy demasiado realista para poder creermelo.

Despues de aquello, no volvi a trabajar con Agata durante mucho tiempo, tan solo puntualmente y como favores a terceros. Esa mujer es malvada, dicen que la vida en la calle es dura, pero Agata disfruta verdaderamente con la vida de malhechores que todos llevamos.
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Caliban permanecia callado, lo cual era un alivio, ya que no soportaba la habitual sarta de tonterias que acostumbraba a pronunciar cada vez que abria la boca. llevabamos casi todo el camino ya andado, por los puentes que conectaban las torres entre si, iluminados por las frias Antorchas Siemprebrillantes. Sharn es la ciudad mas poblada del continente, quizas del mundo entero. Gentes de todas las naciones se apiñan aqui, y de un simple vistazo a cualquier multitud, uno puede ver al menos un miembro de cada raza y de cada cultura de Khorvaire. Asi es en toda la ciudad, aunque en el Distrito del Muelle, cuando miras a una multitud, ves al menos un miembro de cada crimen organizado de cada raza y cultura del continente. Ladrones medianos, matones enanos, asesinos elfos, charlatanes gnomos y brutos semiorcos. Todos bajo el mandato del oro, y todos dirigiendonos miradas suspicaces conforme avanzabamos por los concurridos puentes.

El hogar de Agata eran dos pisos de la antigua y regia torre Jorasco, en los niveles superiores de esta torre, estaban los mejores hospitales que se podian pagar en Sharn, en estos niveles, vivian la clase alta de la delicuencia. Si tal cosa pudiera existir realmente. Al acercarnos a la puerta de entrada, varios muchachos se nos aproximaron, eran los "hijos" de Agata, chicos sacados de la mendicidad por la anciana para servirle de proteccion, y solo los dioses saben si tambien para satisfacer su lujuria. Ella solo escogia los brazos mas fuertes y los rostros mas hermosos. Me sorprendia la cantidad de cicatrices que tenian la mayoria por toda la piel que dejaban ver sus ropas. Parecia que aquella arpia no habia perdido la aficion por usar el latigo a aquellos que se cuestionaban sus ordenes. Usar el dolor para obtener obediencia, me pregunto si Caliban tendria tambien alguna marca del latigo de Agata.

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