Este es el panteon de dioses que cree hace tiempo y sirven tanto para la campaña antigua de mesa, como para la campaña de internet: El pecado del Creador.
Tayron ( TEY-ron)
Legal Bueno
El campeón
Tayron es el dios protector, el adalid de los paladines, es aquel que defiende la causa justa, y protege al debil frente al fuerte. Tayron promueve el honor y la justicia, pero siempre que tengan como objetivo el bien. Su clero esta bien organizado, y luchan allí y allá donde es necesario con tal de cumplir los objetivos de su dios. Casi todos los paladines rinden culto a este formidable campeón del bien. Rectitud, coraje, honor y bondad son las cualidades que han de cumplir aquel que sigan su camino. Su imagen es la de un dios joven y fuerte, siempre portando su armadura y su espada larga, su símbolo es el de una espada larga resplandeciente.
El lema de Tayron, por encima de cualquier otro, es : "La fuerza es un don dado para proteger al debil"
Arma predilecta: Espada larga
Dominios: Ley, Protección, Bien.
ilnaer (il-NAER)
Neutral Bueno
El piadoso
ilnaer es el bien perfecto, un bien tan elevado que es casi imposible serle fiel totalmente, predica la paz por encima de todas las cosas y que hasta la vida del peor de los villanos merece ser respetada y tenida en cuenta. Es un dios al que no le agradan las armas, que repudia de ellas. ilnaer muestra que la venganza no es solución a nada, que el camino del perdón es más sabio. Pocos pueden seguir a ilnaer con total convicción, sus clérigos son hombres santos, que allí donde van son como un rayo de esperanza entre los pobres y moribundos.
A ilnaer se le representa como un mendigo viajero, y su símbolo es la mano abierta en señal de amistad.
Arma predilecta: Ataque sin armas
Dominios: Curación, Bien, Sol
Maelky (MAEL-ky)
Caótico bueno
la dama
Maelky es la amante de la libertad, la que busca el saber donde quiera que este y santa patrona de los bardos. Maelky predica que el conocimiento es poder, poder para derrocar al tirano y abatir a los enemigos, que la magia es un poderoso conocimiento y que las artes son una forma de compartir la belleza del mundo con los demás. El clero de Maelky posee las mayores bibliotecas del mundo conocido, todos aquellos que quieran profundizar en viejos misterios, rinden pleitesía a la dama aunque sus intenciones no sean del todo honestas.
Maelky es representada como la más bella de las mujeres, que porta en su diestra un libro y la izquierda un báculo. Su símbolo es un libro abierto, sostenido por una doncella.
Arma predilecta: Arco largo
Dominios: Magia, Saber, Superchería.
Dorian (DO-ri-an)
Legal Neutral
El rey
Se dice que Dorian fue el primer gran rey que existió. También dicen los reyes (y los tiranos), que su linaje se remonta hasta el mismo Dorian y que por ello tienen el derecho divino de gobernar. Esto es parte es cierto, pero también que muchos supuestos linajes de sangre han resultado ser una falacia. Dorian proclama el orden y las leyes, que el mundo ordenado y cívico es el estado perfecto de la sociedad. Que todo tiene que tener un castigo y una recompensa según unas reglas, también que hay que tener fuerza para hacerlas cumplir. Su clero esta íntimamente ligado a la nobleza, por lo tanto es el clero más rico de todos y el más influyente en las naciones más antiguas del mundo conocido. Además es el que decide a que lugar irán las almas de los difuntos y los juzga sabiamente tras su muerte.
Su imagen es la de un rey en su trono, y su símbolo es una Corona.
Arma predilecta: Martillo de guerra
Dominios: Ley, Fuerza, Muerte
Denev (de-NEV)
Neutral
El creador
Denev es el creador del mundo y el padre de todos los demás dioses, es mas que un dios, es un Titán. Todos los cleros le rinden respeto, pero su principal circulo de seguidores son los Druidas, que reverencian su obra, el mundo en si mismo, a través de los animales y las plantas.
Es la fuerza primordial que creo todo y por tanto también es respetado por los magos.
A Denev no se le representa con un único símbolo alguno o imagen, sino con una miríada de ellos, porque su fe es la más antigua y hasta los mismos dragones lo reverencian en sus ritos.
Arma Predilecta: Usualmente la Guadaña, pero esto varia de región en región.
Dominios: Fuego, Aire, Tierra, Agua, Animal, Vegetal
Hector (HEC-tor)
Caótico Neutral
El Aventurero
Hector es el buscavidas definitivo, el que nunca tiene una opinión definitiva de algo, es un dios mentiroso y burlón que busca con ansias suicidas la diversión y la aventura por la aventura. No tiene muchos clérigos, porque su fe la siguen principalmente los propios aventureros, gente dispuesta a todo. También es el dios de la suerte y de los viajeros.
Un clero ordenado no encaja bien dentro de su fe, así que de vez en cuando algunos son tocados por esta divinidad y obtienen el estatus de clérigo capaz de lanzar hechizos divinos. Su imagen es la de un joven rufián y su símbolo un dado de seis caras.
Arma predilecta: Cimitarra
Dominios: Viaje, Superchería, Suerte
Misano (mi-SA-no)
Legal Malvado
El Tirano
Misano es todo lo contrario que su hermano Tayron, él busca poder para someter a los demás, y cree que el fuerte tiene siempre potestad sobre el debil. Que hay que gobernar con fuerza y contundencia y que las libertades son solo para aquel que se las gana. El clero de Misano arropa a los conspiradores y a los tiranos opresivos, aunque es un clero pequeño y mal visto tiene mucha influencia en las grandes ciudades. A Misano se le representa como un guerrero listo para combatir y su símbolo es un espadón invertido.
Arma predilecta: Espadón
Dominios: Guerra, Fuerza, Ley
Nuvila (nu-VI-la)
Neutral Malvado
La asesina
Nuvila es la diosa malvada más poderosa quizás, y desde luego la más reverenciada. Nuvila predica el asesinato, la furtividad, la magia nigromántica y sobre todo, por encima de todo la venganza. "Nuvila otorga poder al que pide justicia que otros le niegan", eso es lo que predican sus clérigos. Su clero, esta sorprendentemente bien organizado y es numeroso, ya que las grandes organizaciones criminales, están controladas en secreto por su clero. Nuvila esta representada por una mujer joven y hermosa envuelta en tinieblas y su símbolo es una daga
Arma predilecta: Daga
Dominios: Muerte, Mal, Magia
Antario (AN-ta-rio)
Caótico Maligno
El loco
Todos lo saben, hasta sus clérigos, Antario esta completamente loco. Es el dios de la tempestad, del caos más dañino, de la locura y de la destrucción y autodestrucción. De matar por matar sin sentido ni piedad. Todos los demás dioses temen a Antario por su inmenso poder destructivo, pero sin embargo, es el dios como menos seguidores por su extrema locura. Su principal grupo de seguidores son los Atormentados, un grupo de psicópatas que matan por placer.
La imagen de Antario es la de un hombre joven retorcido en una mueca demente y su símbolo un rayo golpeando el suelo.
Arma predilecta: Jabalina
Dominios: Destrucción, Caos, Mal
viernes, 30 de marzo de 2007
jueves, 29 de marzo de 2007
miércoles, 21 de marzo de 2007
El contrato 6ª parte
Nunca me gustaba acudir a casa de esa vieja ramera. Aun recuerdo los dias cuando acababa de llegar a Sharn desde mi pueblo natal. Como tuve que alquilar mis servicios por unas meras piezas de cobre con tal de sobrevivir. Recuerdo bien que fue Agata la primera que me dio trabajo, como maton en el viejo Burdel del Mirador de la Sirena. Aquella destartalada fachada de madera, podrida por la humedad y por las termitas que la infectaban, que en ocasiones se veian correteando sobre el rostro mal dibujado de una elfa en lenceria, la cual servia como reclamo del burdel. Las pobres chicas que habian venido de medio mundo a parar a ese lugar, lleno de humo de tabaco y de promesas de amor a cambio de oro. Algunas era aun niñas, pero eso no le importaba a Agata, todo con tal de llenar su bolsillo. Tampoco sabian los clientes las palizas que dabamos a las muchachas si intentaban escaparse, palizas que Agata me enseño a propinar con tal de que no se notaran los golpes, para que no quedaran marcadas, cosa que disgustaba mucho a los clientes.
Lo que quedara para siempre en mi memoria, es como aquella joven, Jassia, de cabellos rubios y mirada de tigresa, corto la cuerda que sostenia la ostentosamente decorada lampara del techo. Como el fuego se extendio a toda velocidad por el burdel y como ella permanecia de pie entre las llamas, mirandome fijamente. Aquellos ojos reflejaban paz y perdon, verdaderamente tenia los ojos mas hermosos que he visto en mi vida. La noche anterior un grosero mercader la habia maltratado hasta tal punto en el lecho, que decidio no continuar, buscar la liberacion aunque fuera mediante la muerte, acabar con aquel burdel destartalado con vistas a los acantilados.
Agata sobrevivio, asi como la mayoria de las chicas y de los "cuidadores" como yo. Pero casi todas las muchachas pudieron escapar de nosotros, quedando libres, quizas para morir en las calles, quizas para escapar de esta pestilente ciudad para una vida mejor. Me gusta pensar mas bien en lo segundo, pero soy demasiado realista para poder creermelo.
Despues de aquello, no volvi a trabajar con Agata durante mucho tiempo, tan solo puntualmente y como favores a terceros. Esa mujer es malvada, dicen que la vida en la calle es dura, pero Agata disfruta verdaderamente con la vida de malhechores que todos llevamos.
_____________________________________________________________________________________
Caliban permanecia callado, lo cual era un alivio, ya que no soportaba la habitual sarta de tonterias que acostumbraba a pronunciar cada vez que abria la boca. llevabamos casi todo el camino ya andado, por los puentes que conectaban las torres entre si, iluminados por las frias Antorchas Siemprebrillantes. Sharn es la ciudad mas poblada del continente, quizas del mundo entero. Gentes de todas las naciones se apiñan aqui, y de un simple vistazo a cualquier multitud, uno puede ver al menos un miembro de cada raza y de cada cultura de Khorvaire. Asi es en toda la ciudad, aunque en el Distrito del Muelle, cuando miras a una multitud, ves al menos un miembro de cada crimen organizado de cada raza y cultura del continente. Ladrones medianos, matones enanos, asesinos elfos, charlatanes gnomos y brutos semiorcos. Todos bajo el mandato del oro, y todos dirigiendonos miradas suspicaces conforme avanzabamos por los concurridos puentes.
El hogar de Agata eran dos pisos de la antigua y regia torre Jorasco, en los niveles superiores de esta torre, estaban los mejores hospitales que se podian pagar en Sharn, en estos niveles, vivian la clase alta de la delicuencia. Si tal cosa pudiera existir realmente. Al acercarnos a la puerta de entrada, varios muchachos se nos aproximaron, eran los "hijos" de Agata, chicos sacados de la mendicidad por la anciana para servirle de proteccion, y solo los dioses saben si tambien para satisfacer su lujuria. Ella solo escogia los brazos mas fuertes y los rostros mas hermosos. Me sorprendia la cantidad de cicatrices que tenian la mayoria por toda la piel que dejaban ver sus ropas. Parecia que aquella arpia no habia perdido la aficion por usar el latigo a aquellos que se cuestionaban sus ordenes. Usar el dolor para obtener obediencia, me pregunto si Caliban tendria tambien alguna marca del latigo de Agata.
Lo que quedara para siempre en mi memoria, es como aquella joven, Jassia, de cabellos rubios y mirada de tigresa, corto la cuerda que sostenia la ostentosamente decorada lampara del techo. Como el fuego se extendio a toda velocidad por el burdel y como ella permanecia de pie entre las llamas, mirandome fijamente. Aquellos ojos reflejaban paz y perdon, verdaderamente tenia los ojos mas hermosos que he visto en mi vida. La noche anterior un grosero mercader la habia maltratado hasta tal punto en el lecho, que decidio no continuar, buscar la liberacion aunque fuera mediante la muerte, acabar con aquel burdel destartalado con vistas a los acantilados.
Agata sobrevivio, asi como la mayoria de las chicas y de los "cuidadores" como yo. Pero casi todas las muchachas pudieron escapar de nosotros, quedando libres, quizas para morir en las calles, quizas para escapar de esta pestilente ciudad para una vida mejor. Me gusta pensar mas bien en lo segundo, pero soy demasiado realista para poder creermelo.
Despues de aquello, no volvi a trabajar con Agata durante mucho tiempo, tan solo puntualmente y como favores a terceros. Esa mujer es malvada, dicen que la vida en la calle es dura, pero Agata disfruta verdaderamente con la vida de malhechores que todos llevamos.
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Caliban permanecia callado, lo cual era un alivio, ya que no soportaba la habitual sarta de tonterias que acostumbraba a pronunciar cada vez que abria la boca. llevabamos casi todo el camino ya andado, por los puentes que conectaban las torres entre si, iluminados por las frias Antorchas Siemprebrillantes. Sharn es la ciudad mas poblada del continente, quizas del mundo entero. Gentes de todas las naciones se apiñan aqui, y de un simple vistazo a cualquier multitud, uno puede ver al menos un miembro de cada raza y de cada cultura de Khorvaire. Asi es en toda la ciudad, aunque en el Distrito del Muelle, cuando miras a una multitud, ves al menos un miembro de cada crimen organizado de cada raza y cultura del continente. Ladrones medianos, matones enanos, asesinos elfos, charlatanes gnomos y brutos semiorcos. Todos bajo el mandato del oro, y todos dirigiendonos miradas suspicaces conforme avanzabamos por los concurridos puentes.
El hogar de Agata eran dos pisos de la antigua y regia torre Jorasco, en los niveles superiores de esta torre, estaban los mejores hospitales que se podian pagar en Sharn, en estos niveles, vivian la clase alta de la delicuencia. Si tal cosa pudiera existir realmente. Al acercarnos a la puerta de entrada, varios muchachos se nos aproximaron, eran los "hijos" de Agata, chicos sacados de la mendicidad por la anciana para servirle de proteccion, y solo los dioses saben si tambien para satisfacer su lujuria. Ella solo escogia los brazos mas fuertes y los rostros mas hermosos. Me sorprendia la cantidad de cicatrices que tenian la mayoria por toda la piel que dejaban ver sus ropas. Parecia que aquella arpia no habia perdido la aficion por usar el latigo a aquellos que se cuestionaban sus ordenes. Usar el dolor para obtener obediencia, me pregunto si Caliban tendria tambien alguna marca del latigo de Agata.
viernes, 16 de marzo de 2007
El contrato 5ª parte
La mujer que se acercaba a mi a paso ligero y que me había llamado desde la puerta, era una preciosidad pelirroja, con firmes caderas, hermosos pechos y juraria que hasta aires de nobleza. Tenia no obstante el ceño extrañamente fruncido, y me miraba como si le debiera dinero. Rapidamente busque entre mis recuerdos de que conocia yo a aquella mujer, pues era claro que al menos ella me conocia a mi. Tras indagar durante unos segundos, y esforzándome tanto que la frente se me empezo a perlar de sudor, al intentar vanamente rememorar noches de borrachera y parranda. Quizas se tratara de alguna de mis conquistas.... Los dioses no lo quieran ¿Estaria en cinta por mi culpa? No, jamas olvidaria el haber compartido lecho con una belleza tal como la que se aproximaba.
Pero la muchacha tenia un andar que me llamo la atencion, primero pense que ese insinuante bamboleo de caderas era propio de una ramera. Pero realmente revelaba la leve cojera de la joven, una cojera que yo había observado antes y me hizo entender quien era realmente ella.
- Marcela....-Dije asombrado- Por un segundo has logrado engañarme, la repugnante habilidad de los tuyos para cambiar de aspecto, jamas dejara de desconcertarme.
- Ahorra tu saliva- Dijo la replicante ofendida, parecia bien claro que a ella no le hacia demasiada gracia el tener que hablar conmigo. Aunque por otro lado, si venia a mi, significaba que necesitaba ayuda. ¿Qué demonios iva a querer ella excepto ayuda?- He de decirte que lo que te voy a decir no me agrada, mas alguien parece valorar tus servicios de una manera especialmente notoria.
- No me digas- Puse mis pesadas botas de cuero sobre la mesa, la cual parecio quejarse al notar el peso extra- Necesitas ayuda para un trabajo, para el cual tus escasas habilidades no son suficientes para cumplirlo. Si quieres mi ayuda, se al menos educada y sientate muchacha atolondrada.
Su falsa cara se prendio de rubor cuando le increpe, parecia que el color de sus mejillas se iva a tornar tan rojo como el de su cabello. Se detuvo en seco y tras un largo bufido con el que saco todo el aire de su pecho, tomo una silla frente a mi decididamente y se sento sin apartar su mirada de mis ojos.
- A la gente que entra por esa puerta insultandome, suelo darle tal palera que salen corriendo pidiendo disculpas- Le dije seriamente, mientras me cruzaba de brazos- Eres demasiado temperamental, el color de tu pelo cambia tan rapido como tu humor. Y eso no es agradable, mas aun cuando vienes a pedirme ayuda.
- Yo no quiero tu ayuda, Caliban- Me respondio- Pero parece que has impresionado a la vieja Agata y quiere que trabajemos juntos.
- Agata....-Esa bruja parecia tener un especial sentido del humor- Si Agata me busca a mi, es porque el trabajo que quiere endosarte es claramente uno suicida. Seguro que es una artimaña para obligarme a pagar el dinero que le debo. Despues de que le rompi las piernas del ultimo rufian que envio para que pagara mis deudas.
- Ja ja ja ja- Marcela rio de repente- ¿Tu tambien le debes dinero? Empiezo a pensar que tienes razon y lo que quiere es vernos muertos y colgados de los acantilados.
- De todas maneras- Trate de llevar la conversacion hacia caminos mas productivos- ¿Cuál es ese trabajo que quiere que realicemos y que te ha obligado a tener que compartir mesa con alguien tan...”desagradable” como yo?
- Quiere que le consigamos un Dragon- Dijo Marcela- Una estatua con forma de Dragon que alguien ha traido de ultramar. Pero la vieja se niega a decirme nada mas, quiere que vayamos esta noche a su casa para contarnos todo lo que sabe sobre el asunto. No se fia de mi.
- Y hace bien en no fiarse, aun recuerdo cuando le quitaste a tu ultimo socio aquel diamante tan grande que robasteis a un Kundarak- La señale con el dedo- Lo denunciaste a la guardia y tu te quedaste con el botin. Tu lealtad cambia tanto como tu cara.
- Ese “socio” intento matarme para quedarse para si todo el pago- Apreto los dientes furiosa mientras apartaba mi dedo de un empellon- Solamente volvi su jugada contra el.
- Si queria matarte, haberle matado tu a el, Marcela- Le dije- Solamente un asqueroso confite llama a la Guardia para que arreglen sus problemas.
- Claro que si, se me había olvidado que Caliban, lo arregla todo con sangre- Me sostuvo la mirada mientras me seguia hablando- ¿Todo se puede arreglar a golpe de espada verdad? No me extraña que sigas pudriendote aquí en esta taberna, esperando el dia que alguien mas habil que tu te raje como un cerdo desde el ombligo hasta el pescuezo.
- Yo tengo mi codigo, y el punto mas importante de ese codigo es arreglar tu mismo todos tus problemas- Esa replicante era una rata cobarde- Si ha de ser con sangre, que sea. Pero nunca me veras correr como una comadreja huidiza a adular a un guardia con tal de quitarme un estorbo de en medio.
- Lo dicho es un milagro que sigas vivo, o mas que milagro, falta de arrestos a meterte en negocios verdaderamente serios- Contiunaba insultandome y yo barajaba la idea de romper un punto de mi propio codigo: Jamas pegar a una mujer.- Tuviste oportunidades de unirte a los mejores gremios, pero tu preferiste seguir trabajando por tu cuenta y engordando el trasero aquí sentado.
- Al menos yo no tengo que rendir cuentas a nadie cada vez que cobro una pieza, me gusta no tener mas señor sobre mi que los propios dioses.
Pero la muchacha tenia un andar que me llamo la atencion, primero pense que ese insinuante bamboleo de caderas era propio de una ramera. Pero realmente revelaba la leve cojera de la joven, una cojera que yo había observado antes y me hizo entender quien era realmente ella.
- Marcela....-Dije asombrado- Por un segundo has logrado engañarme, la repugnante habilidad de los tuyos para cambiar de aspecto, jamas dejara de desconcertarme.
- Ahorra tu saliva- Dijo la replicante ofendida, parecia bien claro que a ella no le hacia demasiada gracia el tener que hablar conmigo. Aunque por otro lado, si venia a mi, significaba que necesitaba ayuda. ¿Qué demonios iva a querer ella excepto ayuda?- He de decirte que lo que te voy a decir no me agrada, mas alguien parece valorar tus servicios de una manera especialmente notoria.
- No me digas- Puse mis pesadas botas de cuero sobre la mesa, la cual parecio quejarse al notar el peso extra- Necesitas ayuda para un trabajo, para el cual tus escasas habilidades no son suficientes para cumplirlo. Si quieres mi ayuda, se al menos educada y sientate muchacha atolondrada.
Su falsa cara se prendio de rubor cuando le increpe, parecia que el color de sus mejillas se iva a tornar tan rojo como el de su cabello. Se detuvo en seco y tras un largo bufido con el que saco todo el aire de su pecho, tomo una silla frente a mi decididamente y se sento sin apartar su mirada de mis ojos.
- A la gente que entra por esa puerta insultandome, suelo darle tal palera que salen corriendo pidiendo disculpas- Le dije seriamente, mientras me cruzaba de brazos- Eres demasiado temperamental, el color de tu pelo cambia tan rapido como tu humor. Y eso no es agradable, mas aun cuando vienes a pedirme ayuda.
- Yo no quiero tu ayuda, Caliban- Me respondio- Pero parece que has impresionado a la vieja Agata y quiere que trabajemos juntos.
- Agata....-Esa bruja parecia tener un especial sentido del humor- Si Agata me busca a mi, es porque el trabajo que quiere endosarte es claramente uno suicida. Seguro que es una artimaña para obligarme a pagar el dinero que le debo. Despues de que le rompi las piernas del ultimo rufian que envio para que pagara mis deudas.
- Ja ja ja ja- Marcela rio de repente- ¿Tu tambien le debes dinero? Empiezo a pensar que tienes razon y lo que quiere es vernos muertos y colgados de los acantilados.
- De todas maneras- Trate de llevar la conversacion hacia caminos mas productivos- ¿Cuál es ese trabajo que quiere que realicemos y que te ha obligado a tener que compartir mesa con alguien tan...”desagradable” como yo?
- Quiere que le consigamos un Dragon- Dijo Marcela- Una estatua con forma de Dragon que alguien ha traido de ultramar. Pero la vieja se niega a decirme nada mas, quiere que vayamos esta noche a su casa para contarnos todo lo que sabe sobre el asunto. No se fia de mi.
- Y hace bien en no fiarse, aun recuerdo cuando le quitaste a tu ultimo socio aquel diamante tan grande que robasteis a un Kundarak- La señale con el dedo- Lo denunciaste a la guardia y tu te quedaste con el botin. Tu lealtad cambia tanto como tu cara.
- Ese “socio” intento matarme para quedarse para si todo el pago- Apreto los dientes furiosa mientras apartaba mi dedo de un empellon- Solamente volvi su jugada contra el.
- Si queria matarte, haberle matado tu a el, Marcela- Le dije- Solamente un asqueroso confite llama a la Guardia para que arreglen sus problemas.
- Claro que si, se me había olvidado que Caliban, lo arregla todo con sangre- Me sostuvo la mirada mientras me seguia hablando- ¿Todo se puede arreglar a golpe de espada verdad? No me extraña que sigas pudriendote aquí en esta taberna, esperando el dia que alguien mas habil que tu te raje como un cerdo desde el ombligo hasta el pescuezo.
- Yo tengo mi codigo, y el punto mas importante de ese codigo es arreglar tu mismo todos tus problemas- Esa replicante era una rata cobarde- Si ha de ser con sangre, que sea. Pero nunca me veras correr como una comadreja huidiza a adular a un guardia con tal de quitarme un estorbo de en medio.
- Lo dicho es un milagro que sigas vivo, o mas que milagro, falta de arrestos a meterte en negocios verdaderamente serios- Contiunaba insultandome y yo barajaba la idea de romper un punto de mi propio codigo: Jamas pegar a una mujer.- Tuviste oportunidades de unirte a los mejores gremios, pero tu preferiste seguir trabajando por tu cuenta y engordando el trasero aquí sentado.
- Al menos yo no tengo que rendir cuentas a nadie cada vez que cobro una pieza, me gusta no tener mas señor sobre mi que los propios dioses.
jueves, 15 de marzo de 2007
El contrato 4ª parte
El largo puente que unia las dos altisimas torres, parecia tan fragil que se diria que era de cristal, aunque en realidad había visto venir y marcharse los siglos. Sharn no es tan solo la ciudad de las torres, es tambien la ciudad de las construcciones imposibles. Es por todos sabido que no se puede crear una urbe como Sharn en ningun otro lugar de todo el Continente, que la maravilla que representa esta ligada a la magia que empapa la misma piedra de estos altos acantilados.
En aquel puente, de piedra blanca finamente trabajada, solia merodear una anciana, ataviada con ropajes chillones y coloridos, mas propios de una dama de alterne que de alguien de su edad. Tenia el pelo tan blanco como la piedra del puente y los ojos tan hundidos en su arrugado rostro, que amenazaban con desaparecer finalmente de su semblante. Pero lo mas remarcable de la cara de aquella anciana, era su nariz, enorme, gigante y casi grotesca, afilada como un cuchillo y curvada malévolamente, como si del pico de un aguila se tratara. Tenia los dedos regordetes y cortos, llenos de anillos de variada procedencia y calidad, que axfisiaban sus venas y daban un tono purpura a sus dedos. Con uno de esos dedos me señalo cuando me vio aparecer. Los dioses la maldigan, no se como me reconoce dia tras dia por mas que cambie mi rostro.
- Oh... mi pequeña y dulce Marcela. – Me dijo la anciana mientras me aproximaba con paso dubitativo- Cada dia mas hermosa, cuando pensaras en buscarte a un buen marido. No se es joven eternamente, mirame a mi por ejemplo. Cuando tenia tu edad me llamaban princesa, hoy he de conformarme con que no me llamen fulana-
- Fulana es lo que pareceis, Señora Agata- Le dije desafiante, pero aquel arrugado rostro era totalmente impasible a mis chanzas- ¿No deberian las ancianitas como vos, rodearse de nietos chillones de mofletes sonrosados, en vez de andar por este barrio tan poco seguro?.
- Marcela, Marcela.... ¿Qué haria yo con esos nietos chillones?- Esbozo media sonrisa- Seguramente les partiria el cuello, tengo tan poca paciencia-
Aquello que me dijo Agata, hablandome sobre su paciencia, tenia claramente doble sentido. Hacia ya bastantantes meses que tenia una deuda con ella, la cifra no superaba las mil piezas de Oro, pero en mi barrio, se mataba a la gente por mucho menos dinero. Comprendi que se impacientaba, asi que era mejor llevar la conversacion hacia temas mas seguros.
- ¿Qué os pareceria si dejaramos de cotorrear?- Le propuse- Vengo buscando trabajo, a decir verdad, ando tan desesperada que aceptaria cualquier cosa.
- Como tu, media Sharn, querida pequeña- Pestañeo rapidamente sus ojos.- Nadie se atreve a mover un dedo, con esa guardia real merodeando por nuestros barrios. El rey se ha empeñado en acabar con el hampa en Sharn, ese gordo deberia dedicarse a sus batallas y dejarnos tranquilos.
Me senti muy decepcionada, había oido historias sobre las patrullas incesantes por las calles, de los arrestos multitudinarios y de los asaltos a tabernas y locales en toda la ciudad. Sharn siempre había sido un lugar maravilloso para vivir si eras un ladron, sobre todo con todos esos ricos mercaderes que vivian en las partes altas de la ciudad, que tenian los bolsillos tan rebosantes de oro. En Sharn tambien se cierran cada dia los tratos mas importantes de todo Breland. Es normal que alguien quiera quedarse con algunas migajas de esos tratos. Pero la guardia Real que había llegado hacia unos meses a la ciudad, era realmente implacable, e insobornable. Habían desmantelado buena parte de los gremios de ladrones de todo el sur de la ciudad. Tan solo en los muelles, quedaban casi intactos los locales y refugios de las bandas de Sharn.
- Aunque....- Se acerco la anciana a mi, acercandose a mi oido como si fuera a revelarme un gran secreto- He oido algunos rumores muy interesantes. Algo sobre cierta antigüedad, que viene directamente de Xen´Drik. Una estatua, con la forma de un Dragon-
- Ese es exactamente del tipo de rumores que me gustan Agata- Sonrei de oreja a oreja, intuyendo que finalmente si tendria trabajo para mi- ¿Podeis contarme algo mas?
- Oh...no, si te contara mas, pequeña- Me agarro de uno de mis mofletes, yo mantuve la sonrisa estoicamente mientras soportaba el pellizco- Podrias ir a cogerlo sin la bendicion de tu tia Agata, y eso Marcela, te traeria muchos problemas, créeme.
- Agata, yo podria recogerlo para vos, con vuestra bendicion- Forcé aun mas la sonrisa, mientras notaba como dejaba de sentir poco a poco la mejilla apresada por esos dedos anillados- Sabeis que soy de fiar, y que he realizado trabajos muy arriesgados en el pasado.
La anciana Agata borro durante una fraccion de segundo toda la fachada de vieja matrona a la que me tenia acostumbrada, y me dirigio una mirada que me helo la sangre. Me miro con sus verdaderos ojos, tan frios y despiadados como el invierno Karrnio. Cada vez me puse mas nerviosa, hasta que aliviada, volvi a obsevar como sus expresion volvio a ser la de siempre.
- Oh... mi pequeña- Me libero finalmente de su “caricia”- No puedo negarte nada. Esta bien. Puedo contarte mas, pero no aquí. Aunque para este trabajo, vas a necesitar ayuda.
- ¿Ayuda?- Yo siempre trabaja sola, excepto en contadas ocasiones, rogué a todos los dioses de la hueste y de todas las demas religiones, a que no pensara lo que creia que estaba pensando.
- Si, necesitaras ayuda. Este trabajo no es como los demas- Sonrio ampliamente, sabiendo lo mucho que detestaba lo que iva a ordenarme- Necesitaras la ayuda de un brazo fuerte y de una espada bien templada. Tan bien templada como la de Caliban, ni mas ni menos.
Caliban. Caliban, el mayor perdedor de toda Sharn, hombre sin cerebro ni educacion, rufian pendenciero, horrible compañero, sucio y cinico bastardo alcoholizado. Esas eran las palabras mas amables que podria usar si alguien me preguntara por Caliban.
En aquel puente, de piedra blanca finamente trabajada, solia merodear una anciana, ataviada con ropajes chillones y coloridos, mas propios de una dama de alterne que de alguien de su edad. Tenia el pelo tan blanco como la piedra del puente y los ojos tan hundidos en su arrugado rostro, que amenazaban con desaparecer finalmente de su semblante. Pero lo mas remarcable de la cara de aquella anciana, era su nariz, enorme, gigante y casi grotesca, afilada como un cuchillo y curvada malévolamente, como si del pico de un aguila se tratara. Tenia los dedos regordetes y cortos, llenos de anillos de variada procedencia y calidad, que axfisiaban sus venas y daban un tono purpura a sus dedos. Con uno de esos dedos me señalo cuando me vio aparecer. Los dioses la maldigan, no se como me reconoce dia tras dia por mas que cambie mi rostro.
- Oh... mi pequeña y dulce Marcela. – Me dijo la anciana mientras me aproximaba con paso dubitativo- Cada dia mas hermosa, cuando pensaras en buscarte a un buen marido. No se es joven eternamente, mirame a mi por ejemplo. Cuando tenia tu edad me llamaban princesa, hoy he de conformarme con que no me llamen fulana-
- Fulana es lo que pareceis, Señora Agata- Le dije desafiante, pero aquel arrugado rostro era totalmente impasible a mis chanzas- ¿No deberian las ancianitas como vos, rodearse de nietos chillones de mofletes sonrosados, en vez de andar por este barrio tan poco seguro?.
- Marcela, Marcela.... ¿Qué haria yo con esos nietos chillones?- Esbozo media sonrisa- Seguramente les partiria el cuello, tengo tan poca paciencia-
Aquello que me dijo Agata, hablandome sobre su paciencia, tenia claramente doble sentido. Hacia ya bastantantes meses que tenia una deuda con ella, la cifra no superaba las mil piezas de Oro, pero en mi barrio, se mataba a la gente por mucho menos dinero. Comprendi que se impacientaba, asi que era mejor llevar la conversacion hacia temas mas seguros.
- ¿Qué os pareceria si dejaramos de cotorrear?- Le propuse- Vengo buscando trabajo, a decir verdad, ando tan desesperada que aceptaria cualquier cosa.
- Como tu, media Sharn, querida pequeña- Pestañeo rapidamente sus ojos.- Nadie se atreve a mover un dedo, con esa guardia real merodeando por nuestros barrios. El rey se ha empeñado en acabar con el hampa en Sharn, ese gordo deberia dedicarse a sus batallas y dejarnos tranquilos.
Me senti muy decepcionada, había oido historias sobre las patrullas incesantes por las calles, de los arrestos multitudinarios y de los asaltos a tabernas y locales en toda la ciudad. Sharn siempre había sido un lugar maravilloso para vivir si eras un ladron, sobre todo con todos esos ricos mercaderes que vivian en las partes altas de la ciudad, que tenian los bolsillos tan rebosantes de oro. En Sharn tambien se cierran cada dia los tratos mas importantes de todo Breland. Es normal que alguien quiera quedarse con algunas migajas de esos tratos. Pero la guardia Real que había llegado hacia unos meses a la ciudad, era realmente implacable, e insobornable. Habían desmantelado buena parte de los gremios de ladrones de todo el sur de la ciudad. Tan solo en los muelles, quedaban casi intactos los locales y refugios de las bandas de Sharn.
- Aunque....- Se acerco la anciana a mi, acercandose a mi oido como si fuera a revelarme un gran secreto- He oido algunos rumores muy interesantes. Algo sobre cierta antigüedad, que viene directamente de Xen´Drik. Una estatua, con la forma de un Dragon-
- Ese es exactamente del tipo de rumores que me gustan Agata- Sonrei de oreja a oreja, intuyendo que finalmente si tendria trabajo para mi- ¿Podeis contarme algo mas?
- Oh...no, si te contara mas, pequeña- Me agarro de uno de mis mofletes, yo mantuve la sonrisa estoicamente mientras soportaba el pellizco- Podrias ir a cogerlo sin la bendicion de tu tia Agata, y eso Marcela, te traeria muchos problemas, créeme.
- Agata, yo podria recogerlo para vos, con vuestra bendicion- Forcé aun mas la sonrisa, mientras notaba como dejaba de sentir poco a poco la mejilla apresada por esos dedos anillados- Sabeis que soy de fiar, y que he realizado trabajos muy arriesgados en el pasado.
La anciana Agata borro durante una fraccion de segundo toda la fachada de vieja matrona a la que me tenia acostumbrada, y me dirigio una mirada que me helo la sangre. Me miro con sus verdaderos ojos, tan frios y despiadados como el invierno Karrnio. Cada vez me puse mas nerviosa, hasta que aliviada, volvi a obsevar como sus expresion volvio a ser la de siempre.
- Oh... mi pequeña- Me libero finalmente de su “caricia”- No puedo negarte nada. Esta bien. Puedo contarte mas, pero no aquí. Aunque para este trabajo, vas a necesitar ayuda.
- ¿Ayuda?- Yo siempre trabaja sola, excepto en contadas ocasiones, rogué a todos los dioses de la hueste y de todas las demas religiones, a que no pensara lo que creia que estaba pensando.
- Si, necesitaras ayuda. Este trabajo no es como los demas- Sonrio ampliamente, sabiendo lo mucho que detestaba lo que iva a ordenarme- Necesitaras la ayuda de un brazo fuerte y de una espada bien templada. Tan bien templada como la de Caliban, ni mas ni menos.
Caliban. Caliban, el mayor perdedor de toda Sharn, hombre sin cerebro ni educacion, rufian pendenciero, horrible compañero, sucio y cinico bastardo alcoholizado. Esas eran las palabras mas amables que podria usar si alguien me preguntara por Caliban.
miércoles, 7 de marzo de 2007
El contrato 3ª parte
Aquella tarde parecia que iva a ser como todas las demas. No ocurria nada interesante en la Posada y los marineros empezaban a abarrotar las mesas en busca de vino barato y conversacion vacia. Yo me recostaba sobre el respaldo de mi silla, haciendo que los huesos de mi espalda crujieran. El tedio se apoderaba de mi, mientras ojeaba El Cronica de Korranberg, en cuyas paginas se volvian a repetir las noticias sobre masacres y grandes batallas por todo el continente. En cierta manera, vivir en Sharn era una suerte. La ciudad estaba lo bastante lejos de la guerra, para parecer que aquello no tenia nada que ver con nuestras vidas.
De repente alguien me llamo por mi nombre:
- Caliban, tienes que escucharme ahora mismo- Dijo una suave voz de mujer-
___________________________________________________________________________
Otro dia insoportable de calor en Sharn, eso fue lo primero que pense cuando me desperte aquella mañana. La humedad y el calor hace que siempre me despierte empapada en sudor, aunque muchas veces ese sudor no se si es por el calor, o por las pesadillas que suelen asaltarme por la noche. Me incorpore de la cama aprisa, justo lo suficientemente rapido como para que mi mano tapara mi reflejo del pequeño espejo que tenia en la comoda de la habitacion. Ocultando mis ojos sin vida, blancos y lechosos, casi difusos, y mi tez grisacea de una tonalidad enfermiza.
-¿Quien quiero ser hoy?- Pense-
Recorde a la muchacha que vendia flores en el mercado ayer por la tarde, tenia los ojos azules y el pelo del color de las graciles flores que vendia. Rojo intenso, como el mismo color de la sangre. Aparte poco a poco la mano del espejo, y alli estaba la muchacha mirandome fijamente.
Era hora de asear el hermoso rostro que me observaba complacida desde el espejo.
Mi casa era un lugar agradable, aunque pobre y algo desordenado. Apenas si un baño y una habitacion formaba mi hogar, situado dentro de la inmensidad de la torre Hunarie. Pero podia decir que tenia suerte de tener al menos baño propio. Cuando me levante de la cama mire mi amplia coleccion de flores secas, algunas las habia conseguido gratis, y otras compradas a comerciantes Gnomos, fueron tan caras que tuve que ayunar varios dias para poder adquirirlas. Las flores son efimeras, su vida muy corta, mas comparada con la vida de las personas. Pero esas flores secas podrian conservar su belleza por los eones venideros.
Tras asearme y vestirme, dirigi un ultimo vistazo al espejo de mi habitacion. El pelo rojizo de la florista se habia tornado casi purpura, tras concentrarme un instante volvio a ser del color de la sangre. Despues de eso rebusque en el fondo del armario, hasta encontrar el diminuto pestillo que mantenia cerrado el cajon secreto, donde escondia las herramientas de mi oficio: La daga y la ganzua.
De repente alguien me llamo por mi nombre:
- Caliban, tienes que escucharme ahora mismo- Dijo una suave voz de mujer-
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Otro dia insoportable de calor en Sharn, eso fue lo primero que pense cuando me desperte aquella mañana. La humedad y el calor hace que siempre me despierte empapada en sudor, aunque muchas veces ese sudor no se si es por el calor, o por las pesadillas que suelen asaltarme por la noche. Me incorpore de la cama aprisa, justo lo suficientemente rapido como para que mi mano tapara mi reflejo del pequeño espejo que tenia en la comoda de la habitacion. Ocultando mis ojos sin vida, blancos y lechosos, casi difusos, y mi tez grisacea de una tonalidad enfermiza.
-¿Quien quiero ser hoy?- Pense-
Recorde a la muchacha que vendia flores en el mercado ayer por la tarde, tenia los ojos azules y el pelo del color de las graciles flores que vendia. Rojo intenso, como el mismo color de la sangre. Aparte poco a poco la mano del espejo, y alli estaba la muchacha mirandome fijamente.
Era hora de asear el hermoso rostro que me observaba complacida desde el espejo.
Mi casa era un lugar agradable, aunque pobre y algo desordenado. Apenas si un baño y una habitacion formaba mi hogar, situado dentro de la inmensidad de la torre Hunarie. Pero podia decir que tenia suerte de tener al menos baño propio. Cuando me levante de la cama mire mi amplia coleccion de flores secas, algunas las habia conseguido gratis, y otras compradas a comerciantes Gnomos, fueron tan caras que tuve que ayunar varios dias para poder adquirirlas. Las flores son efimeras, su vida muy corta, mas comparada con la vida de las personas. Pero esas flores secas podrian conservar su belleza por los eones venideros.
Tras asearme y vestirme, dirigi un ultimo vistazo al espejo de mi habitacion. El pelo rojizo de la florista se habia tornado casi purpura, tras concentrarme un instante volvio a ser del color de la sangre. Despues de eso rebusque en el fondo del armario, hasta encontrar el diminuto pestillo que mantenia cerrado el cajon secreto, donde escondia las herramientas de mi oficio: La daga y la ganzua.
lunes, 5 de marzo de 2007
El contrato 2ª parte
Yo solia pasar las tardes en la agradable posada de Ronarik, uno de los establecimientos con mas solera de todo el distrito portuario de Sharn. Sus empanadas de pescado eran famosas en toda la urbe, asi como sus peleas a cuchillo y los sucios tratos que se cerraban tras sus puertas. La posada de Ronarik, o como era mas conocida en el distrito, el Agujero, estaba situada dentro de un antiguo almacen, las aberturas donde antaño entraban las mercancias desde el rio, ahora eran los aseos donde los parroquianos aliviaban sus necesidades. Las historias decian que Ronarik, hombre alto y fornido, de recia constitucion, pelo escaso y aliento de perro, había sido un pirata afamado por toda la costa sureña, e incluso había sido capaz de dar un par de buenos golpes. Ronarik se enorgullecía de esas historias, si bien jamas presentaba una sola prueba de que tales bravuconadas fueran ciertas.
El mobiliario de la Posada apenas si eran media docena de toscas mesas de madera, llenas de muescas y manchas del uso, y unas sillas a juego, que cuando dejabas caer tus posaderas en ellas jurarias que fueran a ceder de un momento a otro. Realmente siempre había pensado que el moderado éxito del Agujero, era gracias a la mujer de Ronarik, la señora Jaelba, cuya cocina era sorprendentemente buena, a pesar de los escasos medios que tenia para prepararla. Mas de mil veces sacie mis tripas con sus famosas parrilladas de carne, si bien eran sabrosas, jamas se me hubiera ocurrido preguntar que tipo de carne en concreto era.
Yo era casi el rey de lugar, todo el mundo me conocia por mi nombre, y no faltaba compadre que cada tarde me invitaba a una jarra bien fria, casi todo el mundo me debia algun tipo de favor. Y es que en un trabajo como el mio, no siempre se cobra con dinero, a veces es mucho mejor que alguien te deba un buen favor, que despues podrias cobrar cuando mas falta te hiciera. En ocasiones se montaba alguna buena bronca, visitantes sin escrupulos y marineros con ganas de usar los puños, se atrevian incluso a mentar a la madre de Ronarik. Ante tal falta de cortesia, yo solia poner paz, bien a puños, bien a estocadas. No es que fuera el encargado de proteger aquel lugar, dudo mucho que nadie quisiera tal puesto, pero mi vida era mejor gracias a aquella Posada, y tenia un camastro gratis siempre que no pudiera pagar un alquiler decente en las malas rachas o cuando caia enfermo.
El mobiliario de la Posada apenas si eran media docena de toscas mesas de madera, llenas de muescas y manchas del uso, y unas sillas a juego, que cuando dejabas caer tus posaderas en ellas jurarias que fueran a ceder de un momento a otro. Realmente siempre había pensado que el moderado éxito del Agujero, era gracias a la mujer de Ronarik, la señora Jaelba, cuya cocina era sorprendentemente buena, a pesar de los escasos medios que tenia para prepararla. Mas de mil veces sacie mis tripas con sus famosas parrilladas de carne, si bien eran sabrosas, jamas se me hubiera ocurrido preguntar que tipo de carne en concreto era.
Yo era casi el rey de lugar, todo el mundo me conocia por mi nombre, y no faltaba compadre que cada tarde me invitaba a una jarra bien fria, casi todo el mundo me debia algun tipo de favor. Y es que en un trabajo como el mio, no siempre se cobra con dinero, a veces es mucho mejor que alguien te deba un buen favor, que despues podrias cobrar cuando mas falta te hiciera. En ocasiones se montaba alguna buena bronca, visitantes sin escrupulos y marineros con ganas de usar los puños, se atrevian incluso a mentar a la madre de Ronarik. Ante tal falta de cortesia, yo solia poner paz, bien a puños, bien a estocadas. No es que fuera el encargado de proteger aquel lugar, dudo mucho que nadie quisiera tal puesto, pero mi vida era mejor gracias a aquella Posada, y tenia un camastro gratis siempre que no pudiera pagar un alquiler decente en las malas rachas o cuando caia enfermo.
viernes, 2 de marzo de 2007
El contrato 1ª parte
Sharn es una ciudad tan apestosa, que aseguro que se puede oler a mas de diez millas antes de llegar a ella. Mas no es que yo tenga nada contra la magnifica urbe, sin duda gloria y orgullo del orondo rey de Breland, es que sencillamente, para los foraneos como yo, el olor de casi un millón de ciudadanos juntos, puede ser algo insoportable. Pero claro, los sharnos llevan toda la vida oliendo sus propios aromas, huelga decir que están inmunizados contra su pestilencia.
La primera impresión que asalta a uno, es lo colosal e imposible de su arquitectura. Las altísimas torres de Sharn, que le han dado fama mundial, parece como si estuvieran a punto de caer en cualquier momento sobre sus confiados pobladores. No entiendo esta manía por construir hacia arriba, hubiera sido mas sencillo remontar el curso del rió Daga hacia el interior de Breland, pero no, las altas torres apiñadas y apelotonadas, son mas del gusto de los Sharnos. En fin, cada cual construye su ciudad como quiere, supongo.
Esta pesadilla urbanística, se sitúa sobre un gran acantilado, formado por el mar y la desembocadura del rió Daga con el paso del tiempo. Es una estampa muy típica de Sharn las grúas mágicas, que levantan las pesadas cargas de los barcos hasta las alturas en las torres-almacenes. Torres-almacenes, valiente majaderia.
Y Claro, como ya no queda mas sitio en estos acantilados, hay que construir hacia arriba, mas y mas alto, y cuando ya no se puede mas, se construye en los mismos cielos. Oh si, Sharn tiene verdaderos castillos en el aire, tan solo que en vez de estar poblados por seres de leyenda, son poblados por ricachones y nobles que pueden permitirse la extravagancia de vivir en tan peculiar lugar.
Se dice en Sharn, que cuanto mas arriba vives, de mejor familia provienes. Yo vivo abajo, bastante abajo... concretamente en el distrito del muelle, donde además del hedor de Sharn, uno ha de vivir con el hedor del pescado y de los marineros recién desembarcados. Bueno, tampoco puedo quejarme, los dioses no lo permitan, podría ser peor y tener que vivir "debajo" de las torres, en sus colapsadas alcantarillas o en sus fabricas subterráneas.
El caso es que para alguien como yo, la vida te plantea pocas opciones, o bien partiéndote la espalda trabajando por unas miseras piezas de Cobre, o bien estando dispuesto a hacer cualquier otro tipo de trabajo en el lado equivocado de las leyes brelias.
Ah... si mi anciana madre me viera, seguramente me partiría ella misma la espalda con una firme vara de hierro. O uno de esos atizadores para el ganado. Ella siempre me decía que aquello que no se gana con esfuerzo no vale nada. Que ingenua era mi querida madre, basta que uno haga un poco de tripas corazón, para que aquello ganado con poquísimo esfuerzo valga todo lo que tiene que valer.
No se puede decir que no lo intente, vaya que si lo intente, hasta estuve en el ejercito. Pero eso de que siempre estén ladrandome ordenes no es para mi. Y mas aun cuando te envían a morir a lugares lejanos, con tal de arreglar de una maldita vez, cual de los malditos reyes tiene el maldito derecho a sentarse en el gran Trono del Gran y maldito reino de Galifar. Por mi se pueden ir todos a los infiernos, tanto me da que gane uno u otro, pero deberian hacerlo como resolvemos nosotros en los muelles las disputas: cara a cara, en un callejón y hasta que solo uno salga por su propio pie. No mandando a cientos o miles de sus vasallos a morir en su nombre.
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